París 1950. Por un instante pienso que me hubiera gustado ser aquél fotógrafo llamado Doisneau y estar sentado en aquella terraza de un bar cualquiera de París con mi cámara Rolleifleux. Mientras tomo un café observo a la gente pasar y escucho el sonido de la calle. De repente entre la multitud distingo a una pareja de enamorados que, despreocupados de cuanto les rodea, avanzan besándose apasionadamente. Rápidamente tomo la cámara de fotos y disparo esa instantánea conocida como El beso del Hotel de Ville.
La pena esqe fueran besos para un encargo y no fueran "besos reales". Todo estaba preparado y por tanto no hay instante decisivo a mi entender...
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